Wednesday, May 27, 2015

¡Descubriendo la Chef que hay en Mí!

Una de las mejores cosas que experimenté en mi periodo de recuperación y que a la vez fue terapéutico y me ayudó a sobrellevar la soledad, fue la cocina, si, la cocina!!!.

Si bien tuve un periodo largo de depresión, que me originó una especie de desorden alimenticio, también es cierto que cocinar de una manera diferente me ayudó a recuperar un peso saludable, las ganas de pararme de la cama, y aprendí a disfrutar de mi tiempo a solas creando cosas en la cocina.

Yo sabía cocinar, pero nunca me había puesto a inventar recetas o preparar platillos que consideraba difíciles. Sin darme cuenta comencé un estilo de vida interesante y aprendí a disfrutar cada cosa que preparo para comer, desde un simple sándwich, hasta un pasticho, un pabellón o una paella. Tengo una lista larga de platillos que perfeccioné y hasta inventé, lo que más me encanta preparar son desayunos, ensaladas y platillos con pescado y mariscos.

Cocinar me ayudó a controlar mi estado de ansiedad y hasta las taquicardias nerviosas que me daban, prácticamente desaparecieron. 

Hay detalles de la cocina que particularmente me ayudaban a calmarme, por ejemplo: 
  • Picar en trocitos pequeños todas las verduras y vegetales.
  • Combinar variedad de colores en los alimentos.
  • Agregar especias y hierbas aromáticas.
  • Decorar y arreglar la mesa y el plato que me iba a servir, aun cuando la única comensal era yo.
  • Limpiar y organizar la cocina después de terminar de cocinar (nunca pensé que diría algo así,jajaja). De hecho es un hábito que conservo antes de irme a dormir.

Me volví muy metódica y detallista para elaborar y servir cada platillo y aprendí a disfrutar de ese nuevo hobby. Me sentía orgullosa de mi misma cada vez que terminaba de cocinar y me sentaba a disfrutar de la comida. 


Increíblemente y sin planificarlo, la cocina se convirtió en MI LUGAR FAVORITO, a pesar que meses atrás era el rincón de mi casa que más miedo me producía, ya que me hacía sentir sola, triste, asustada, me recordaba cosas malas.

Cocinar me ayudó de muchas maneras, produjo grandes cambios positivos en mí (los cuales necesitaba con urgencia en ese momento), en pocas palabras “fue una especie de terapia complementaria para levantarme, recobrar la confianza en mí misma y volver a sonreír”.

No soy psicóloga, pero si tengo que resumir en una lista los beneficios que el arte de cocinar produjo en mí, los puntualizaría así:

  1. Disminuyeron mis niveles de ansiedad y angustia.
  2. Me produjo un efecto calmante y relajante (como el tilo o la manzanilla para algunos jejeje).
  3. Reforcé mi autoestima al ver lo rico y bellos que me quedaban los platillos
  4. Disminuyeron mis miedos al atreverme a probar con recetas o ingredientes nuevos.
  5. Mientras cocinaba, se borraba de mi mente cualquier preocupación o pensamiento negativo, por el contrario, me recargaba de energía positiva.
  6. Recuperé parte de mi sentido de la concentración, ya que en esa época me volví más dispersa que nunca.
  7. Me produjo y sigue produciendo alegría, felicidad y por lo tanto me hace sonreír.

Importante:

El kit perfecto que acompañó y sigue acompañándome en la cocina está formado por mi Ipad, UVideos y Netflix jejeje. Nunca he podido realizar una sola actividad a la vez, siempre necesito mínimo dos cosas para poderme concentrar. Así que además de los beneficios que obtuve cocinando, también me actualicé en todas las series, películas y novelas existentes.


"Por muy mal que te sientas, trata de identificar algo que te guste o te pueda producir un poquito de alegría, en las cosas más sencillas puedes encontrar la mejor ayuda que te puedas imaginar"


Fotografías: Propiedad de Sonrisas e Historias




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